lunes, 22 de septiembre de 2008

CAMBIÉ MI BLOG PORQUE ERA TODO UN DESORDEN, AHORA ES:

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domingo, 14 de septiembre de 2008

REGLAS ORTGRÁFICAS


Ejercicio de palabras

Un día estaba en mi patio con un amigo tirando piedras a una pila de botellas que habíamos acomodado cuando me dice:
- ¿sabías que Pedro se va a cazar? –
- ¡Qué! ¿Cómo? ¿Con quién?
- Con su primo, Juan.
Aquello me había sonado demasiado extraño, y después de pensar un poco supe que se iba a ir de caza, claro, eso era más lógico.
A mí siempre me había gustado ir a cazar, pero en mi casa no es un deporte o pasatiempo muy aceptado, así que reflexioné un poco y dije:
-Tengo que hacerlo… me voy a ir de caza.

CUENTO 6/6

EL REY ACERTIJO
Hace muchos años, en un reino lejano, había un rey que gozaba de descifrar todo tipo de acertijos. Todas las mañanas le pedía a sus criados que le dieran algún juego de lógica para que pudiera resolverlo durante la tarde, y así era todos los días, hasta que cansado de superar todo reto, decidió convocar a los sabios más reconocidos de aquel tiempo para que le impusieran un acertijo de alta complejidad para celebrar su cumpleaños número 80.
Los sabios llegaban de todo el mundo y hacían largas filas para que el rey intentara resolver su acertijo, al ver que no había ningún sabio que le pusiera un verdadero reto, ofreció 100 monedas de oro a quien le diera un acertijo que no pudiera descifrar, y aun así, no veía un aumento de complejidad, por lo que fue aumentando el motín hasta 1,000 monedas de oro.
Días después llegó una carta urgente al rey, era de un joven campesino, que le proponía ponerle un acertijo tan difícil que tardaría años en descifrarlo si es que tenía suerte, pero 1,000 monedas de oro no eran suficientes, si el rey no lograba descifrarlo en un año, entonces el joven se casaría con la princesa, de lo contrario sería juzgado por traición.
El rey, emocionado por enfrentar tal reto, mandó traer al joven y después de platicar con él toda la tarde, aceptó el reto. Éste consistía en un laberinto gigante, construido a las afueras del castillo, mismo que el joven había diseñado.
La mañana siguiente el rey comenzó el reto entre las porras de la gente y prometió volver en el tiempo prometido. Pasó un año, el tiempo se acabó, y el joven se casaría con la princesa, pero esa misma mañana, cuando el reino se preparaba para la gran fiesta, apareció el rey, en medio de la incredibilidad de la gente, se paró frente a todos y dijo:
-Hace un mes que llegué al centro del laberinto, encontré el tesoro y prueba que demostraría que había cumplido con mi cometido, y cual fue mi sorpresa al ver que ese tesoro era un baúl que contenía una extensa carta que el joven me había escrito en donde me decía lo mucho que amaba a mi hija, la princesa, y que estaría dispuesto hasta dar la vida por ella, por eso decidí esperarme un mes más ahí adentro, porque sabía que él era el indicado para casarse con mi hija, pero me daba pena aceptar que fuera con un campesino, y hoy, que los veo a los dos felices, me doy cuenta de que no había nada de que avergonzarme, porque este joven, fue inteligente, fuerte y valiente, al aceptar retarme, y no hay nadie mejor para que tome mi lugar en el trono a lado de mi hija.

CUENTO 5/6

PERDIDAS EN EL HOTEL

-Ya pasamos por aquí, recuerdo haber visto esa palmera-
-¡Hay cientos de palmeras Kathy es un hotel!- decía Liana un tanto enojada.
Yo me reía de la situación pero también me cansaba de estarlas oyendo discutir cuando yo lo único que quería era dormir. Ya eran las 6 de la mañana, acabábamos de llegar al hotel después de una larga noche de fiesta, pero éste era tan grande que ni siquiera podíamos encontrar nuestra torre, caminábamos por la alberca mientras el sol salía; de pronto veo en piso huellas de agua, yo estaba empapada por un mal paso que había dado a lado de la alberca, y como no había nadie más alrededor supuse que eran las mías. Empezamos a seguirlas y nos dimos cuenta de nuestra ridícula situación. Creíamos haber estado dando vueltas sobre el mismo lugar, versión que fue confirmada tras oír las risas de nuestros amigos burlándose de nuestra situación desde el balcón de nuestros cuartos. Sin embargo, esa noche les quitamos las llaves de los cuartos y dejamos a todos afuera, ahora éramos nosotras quienes reíamos mientras los veíamos dormir en las sillas al lado de la alberca. Fue así como gozamos nuestra dulce venganza.

CUENTO 4/6

UNO MÁS EN LA ESTADÍSTICA

-No puedo creer que estoy haciendo esto, apenas puedo abrir los ojos, no sé si voy a 100 ó 10 km/hr, veo luces, ¿serán semáforos o carros? ¿Debo frenar? No, ya voy a llegar.-
Ese era mi debate interno a altas horas de la madrugada después de salir de un antro de moda. Un par de horas antes había advertido que debía manejar hasta mi casa, pero como era de esperarse perdí el control; afortunadamente llegué a mi casa sin ningún contratiempo, entré sigilosa para que mis padres no me escucharan y me escabullí hasta mi cuarto, me dejé caer en la cama con planes de no saber nada del mundo hasta más allá del mediodía. No pasó mucho tiempo cuando sonó mi radio, y al verlo me di cuenta de que era una amiga que estaba conmigo en el antro, pensé que se trataría de alguna broma o algo así, contesto, me levanto inmediatamente, me pongo una sudadera y salgo a gran velocidad hasta un crucero importante de la ciudad. Me habían marcado para decirme que Carla había tenido un accidente, y no fue hasta que llegué cuando vi la magnitud de éste. El coche estaba desecho –no creo que haya sobrevivido- me dije a mí misma mientras incrédula veía el movimiento policiaco. -se llevaron a Carla al hospital, no sabemos su estado- me dijo Reneé en un mar de lágrimas. Otra vez atrás del volante, pero esta vez rumbo al hospital. Cuando llegamos nadie nos podía decir nada, no se cuanto tiempo pasó, el teléfono sonó unas 20 veces hasta que llegaron nuestros papás, contamos lo sucedido y después de escuchar un sermón de 30 minutos, mis papás me dijeron: -Sabemos que no fue tu culpa, tú no permitirías que alguien manejara en ese estado, y también que serías incapaz de hacerlo- la culpa me invadió, me pudo haber pasado a mí, tuve suerte al no sufrir un accidente, Carla al no morir en él, pero no todos tienen la misma suerte. Esa noche vi las caras de los familiares y amigos de más de 3 desafortunados en ese mismo hospital, y 4 accidentes más en el trayecto a mi casa. Fue en ese momento cuando me acordé de haber leído unas estadísticas acerca de accidentes automovilísticos, cifras que me parecían exageradas, pero al fin de cuentas, ya formábamos parte de ella.

CUENTO 3/6

VOLUNTARIA

Todavía me da risa escuchar esa palabra: voluntaria. Mi estancia en el Distrito Federal había terminado, me tenía que despedir una vez más de aquella hermosa ciudad y de mi familia, eran las 10.00 a.m. faltaban 2 horas para que saliera mi vuelo de regreso a Tijuana, después de documentar y pasar las interminables paradas de revisiones llego a la sala A, y me arrepiento de haberme desvelado el día anterior, no aguanto el cansancio, me estoy quedando dormida sobre mi plato de frutas, por suerte alcanzo a oír que anuncian mi vuelo y camino hasta la terminal anunciada. Cual es mi sorpresa al llegar que veo a bastantes familias y turistas extranjeros bastante consternados, el vuelo esta sobrevendido y buscan pasajeros voluntarios para ceder su asiento y recibir a cambio “beneficios Aeroméxico”. Yo vengo sola, no pierdo nada, prefiero ceder mi asiento, total no tengo prisa. Pregunto en el mostrador y me ofrecen un boleto en primera clase para el vuelo de las 8.00 p.m. y un boleto gratis para un viaje redondo a cualquier destino de la república, con vigencia de un año, podría estar mejor. Salgo del aeropuerto y tomo el metro, conozco algunas estaciones y ya no quiero molestar a mi familia, pierdo la tarde en una exposición, una comida y un café. A las 8.35 p.m. despego con rumbo a Tijuana, o al menos eso creía yo, una hora y media después anuncian nuestro descenso en Guadalajara. No lo puedo creer, me apresuro a pedir información, y una señorita muy amable, me dice que es una pequeña escala. Casi 3 horas despúes, volvimos a despegar, que bueno que era breve, ni siquiera los asientos de piel de primera clase me permitían un buen descanso, estaba harta. Ya era de madrugada cuando anuncian que debido a las fuertes lluvias tendremos que aterrizar en Mexicali, y prometen una reanudación de vuelo muy pronto. Son las 6.00 de la mañana y estoy tratando de dormir en un camión mientras cruzo “la rumorosa”.
8.00 a.m. por fin llego a Tijuana… estoy muerta en vida, pero creo que valió la pena, tengo un boleto gratis y podré volver cuando yo quiera, o al menos eso creía, no lo puedo creer, perdí mi boleto de cortesía, lo debí de haber usado de servilleta mientras comía en los “tacos parados” afuera del aeropuerto, había perdido la razón de mi ofrecimiento como voluntaria. Cuando llego a mi casa me preguntan: -¿Cómo fue que decidiste ofrecer tu lugar?- y al no querer recordar mi desgracia, sólo atiné a decir: - pues así, de forma voluntaria.